
Quito | Pichincha | Ecuador
Cantuña, una historia que sus orígenes datan desde el comienzo de la época que los monjes franciscanos ya formaban parte del Estado Ecuatoriano. Estos últimos encomendaron a Cantuña, quien era una persona muy conocida en su pueblo por ser un excelente maestro albañil, que tomará las riendas sobre la construcción de un templo católico en la ciudad de Quito.
Cantuña al acceder a la construcción de dicho tiempo, aseguró que lo tendría listo en el primer trimestre del año, lo cual los monjes dudaron sobre la palabra que él les mencionó, pues, aunque él pida ayuda a sus amigos, el jamás alcanzaría a entregar la obra en el tiempo determinado.
En total pasaron 5 meses y la construcción no tenía ni el 50% de avance, al verse entre la espada y la pared por tal situación que estaba viviendo y que el tiempo se le estaba acabando para entregar la obra, se le pasó por la mente el hacer un pacto con el diablo, el cual al contactarlo este le dijo:
Diablo: ¿A que me has invocado?
Cantuña: Dios de las tinieblas, vengo ha hacer un trato contigo
Diablo: ¿Cuál es tú petición y que me das a cambio?
Cantuña: Quiero que termines la obra que estoy haciendo ya que mi fecha límite de entrega se está agotando y a cambio de este favor te entregaré mi alma.
Diablo: Una tarea muy sencilla, la verdad, enviaré a mis diablillos en este instante y que comiencen con la labor que me has ordenado.
Cantuña antes de aceptar el contrato, menciona que sí llegase a faltar una parte en construir el contrato se anula, es en esta parte que el diablo menciona: Diablo: Trato aceptado. Los demonios pusieron mano a la obra en el templo, y los avances fueron muy rápidos, es aquí donde Cantuña mira que ya estaba por finalizar la obra, idealizó un plan el cual ayudaría a que no perder su alma.
Cantuña se acerco al lugar donde estaban las piedras que eran utilizadas para construir el último muro y en una de ellas talló la siguiente inscripción: “Aquel que coloque está losa en su lugar, reconocerá de inmediato que Dios es mucho más poderos que él”. Pasaron dos días en donde él diablo tomó la piedra faltante en sus manos y al mirar dicha leyenda tallada ahí, inmediatamente mencionó a sus súbditos que se marchen a lo más profundo del infierno.
